Se dice que el tiempo está loco, o que tal o cual individuo esta como el tiempo señalando inestabilidad y descontrol. Pues sí, así son las cosas; el tiempo, las personas, y la vida es puro cambio.
Andamos por el mundo ingenuamente sumidos en la veleidad de control, empeñados en vivir creyéndonos seguros y estables y eso es muy muy raro, y muy muy sospechoso. La precisión matemática no existe en el mundo real, siempre hay una pizca que se escapa: Un 0,0000000000000000001 que NO cumple y eso puede ser el infinito.
Vivimos más en base a la fantasía que a la realidad, pero creemos que esa fantasía es real y por eso andamos un poco como pollos sin cabeza o “como el tiempo”. Y es que sinceramente es un lio, porque la fantasía es real ya que existe y está presente sin estarlo, y eso es un jaleo y nos pasa como aquel joven amante cubano de Sara Montiel que decía: “La noche me confunde”.
Nos mueve cualquier tipo de deseos salvajes buenos o nefastos y los disfrazamos con trajes más o menos civilizados para dar el pego, pero en el fondo nuestro ser esta muy sembrado de turbulencias, de tormentas, y oscilaciones. Nos llevamos unos sustos de muerte sumiéndonos en ataques de pánico, creyéndonos estar enajenados y efectivamente enloquecemos de alguna manera, perdemos la razón, porque suponemos que todo lo que no sea calma y tranquilidad es muerte y destrucción. En algunos momentos, menos de los deseados, tenemos sosiego o calma chicha y entonces es posible que nos pongamos mustios, o que nos entre un hastío mortífero que nos sume en una dulce y peligrosa melancolía.
Andamos confundidos, pero ¡como para no estarlo!
Un día se funden los plomos en toda España y de nuevo, una vez más, resulta que lo más importante, en estados de alerta, es tener provisiones suficientes de papel higiénico. No sé muy bien a que obedece esta preocupación escatológica, pero paso igual en los tiempos de Covid, y me deja totalmente estupefacta. Albergo la secreta ilusión de que alguien presente a los Premios Ig Nobel* (premios que se dan en la universidad de Harvard, a los trabajos más surrealistas, o aparentemente absurdos) un trabajo que resuelva este enigma. Supondrá un alivio entender el porqué de este curioso comportamiento humano, que tendrá sus profundas razones que podrán explicarse psicoanalíticamente, más allá, de la primera burda idea que a todos se nos ocurre, o quizá, siguiendo el principio de Ockham: “la opción más simple suele ser la correcta” sea esa burda explicación la adecuada: El miedo produce colitis.
Pues eso, que un día se va la luz en todo el país y al día siguiente aparece una imagen enviada desde la Casa Blanca de su Santidad el Papa Trump.
La noche y el día nos confunde.
Así que no es que estemos como el tiempo, más bien es que también SOMOS como el tiempo: inestables, caprichosos, imprevisibles, turbulentos, violentos, calmos, y placenteros. Conviene no dar demasiada importancia a las alteraciones, ni llenarnos de aspavientos patológicos, porque estemos hartos, enfadados, tristes o paranoicos. Nuestras razones tenderemos, pero además es lo suyo porque estar vivos también es padecer y hay que hacerlo con elegancia, compostura y buenos modales. Quemar angustias corriendo maratones, soltar alegría, rabia o dudas a golpe de brochazos, alucinar mundos alternativos que nos llenen de vértigo, curiosidad y asombro.
Vendrán chaparrones y días nublados, tendremos truenos, rayos y centellas, al igual que días soleados con amable brisas, así en la tierra como en el cielo, tanto en el exterior como en nuestro mundo interno. Conviene no asustarse demasiado en los desapacibles días donde nosotros mismos nos montamos temporales que ni el mismo Zeus puede igualar, y si es necesario ponerse a cubierto oculto, tapado y protegido detrás de un buen libro.
*Los Premios Ig Nobel son una parodia estadounidense del Premio Nobel. Se entregan cada año a principios de octubre para reconocer los logros de diez grupos de científicos que «primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar». Organizado por la revista de humor científico Annals of Improbable Research (AIR), los premios son presentados por una serie de colaboradores que incluye a auténticos Premios Nobel, en una ceremonia organizada en el Sanders Theatre, de la Universidad de Harvard. «Los premios pretenden celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina, y la tecnología» Recomiendo su seguimiento anual para nuestra alegría y regocijo.