Adultos

Es un error suponer que acudir a terapia en la edad adulta es sinónimo de fracaso e incompetencia. Cada etapa de la vida tiene sus propias características y durante la edad adulta las exigencias vitales y la gran cantidad de responsabilidades pueden desbordar la capacidad de gestionar la estabilidad.

Asumir limitaciones y pedir ayuda en momentos en los que el sufrimiento alcanza niveles altos o se cronifica, es una muestra de madurez que puede evitar decisiones erróneas y permitir reajustar formas de percibir más amplias. Los tratamientos son fundamentalmente cambios de perspectiva, poder ver y sentir, sobre todo sentir desde otro punto de vista.

La forma de expresión del malestar que precisa tratamiento puede aparecer de las siguientes formas:

  • Depresión, tristeza.

  • Obsesiones y compulsiones.

  • Ansiedad, miedos, fobias.

  • Cansancio, desmotivación.

  • Pérdida de control de impulsos.

  • Adicciones.

  • Frustración generalizada y falta de creatividad.

  • Problemas sexuales.

  • Irritabilidad.

  • Estrés.

  • Ruptura sentimental.

  • Duelos.

  • Trastornos Psicosomáticos.